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viernes, 26 de mayo de 2017

El humo mata



¡Cuántas veces he tenido pacientes fumadores en la consulta! A algunos los pillas por el olfato, a otros por la vista (bigotes amarillentos, cajetillas en el bolsillo) y a la mayoría simplemente porque les preguntas si fuman.


Pues bien: el tabaco es muy malo, no sirve para nada bueno y es tóxico para prácticamente todos los órganos del cuerpo. Se relaciona con infinidad de tumores y enfermedades, especialmente cardiovasculares y pulmonares. Vamos, que es un veneno de los buenos. Además de malo es malísimo, porque engancha y es muy difícil abandonarlo. Lo dice uno que en su día tuvo que pasar por ese calvario.


El 31 de mayo de cada año, la OMS y sus asociados celebran el Día Mundial Sin Tabaco con el fin de poner de relieve los riesgos para la salud asociados con el tabaquismo y abogar por políticas eficaces para reducir su consumo.


Es muy de médicos decirle a la gente que no fume, pero claro ¡qué listos somos los médicos! Eso es como decirle que se pongan ellos el tratamiento para la tensión. Voluntad de dejar el tabaco la tienen casi todos los pacientes y seamos realistas, a la gente no le gusta oler mal, toser, gastar un dineral en paquetes con fotos horrorosas de muertos y enfermedades... El problema radica en que fumar es una adicción y una de las más difíciles de superar. La nicotina es el principal componente activo de los cigarrillos, se instala rápidamente en el organismo humano y provoca que el cuerpo se acostumbre a determinados niveles. De ahí que cuando se elimina el hábito del tabaco, muchas personas puedan experimentar gran ansiedad y malestar. La nicotina es una sustancia muy muy adictiva como otras drogas. Por eso no basta con voluntad para dejar de fumar. Hay que tener FUERZA DE VOLUNTAD, y mucha.


Claro, que esta fuerza de voluntad no la encuentra todo el mundo. Y ahí es donde entramos nosotros los médicos, que más allá de decir a la gente lo que tiene que hacer, estamos en la obligación de ayudarles a conseguirlo.


Para empezar hay que abordar el problema de una manera empática. Podemos usar la entrevista motivacional, una técnica de entrevista que ha demostrado ayudar al paciente a encontrar las motivaciones para iniciar el proceso. Como siempre, si queremos conseguirlo no podemos ponernos en plan paternalista, si no a su lado demostrando empatía.


Hay que explicar muy bien lo que queremos lograr y los medios que vamos a emplear para ayudarle, las fases que vamos a pactar con él y lo que puede esperar de nosotros. Si vamos a utilizar fármacos, opción muy socorrida hoy en día pos su eficacia, tenemos que explicar muy bien los posibles efectos secundarios, la duración...


Dejar de fumar es muy difícil, por lo que incidir en todo los aspectos positivos de hacerlo suele ayudar. Parece mentira, pero suele funcionar más saber que van a a recuperar el olfato, el gusto y que van a respirar mejor, que saber que disminuye su riesgo de padecer infarto o cáncer de pulmón.


Y sobre todo es muy importante explicar que se es adicto al tabaco para siempre. La primera semana parece más fácil, pero se suele pasar por varios baches coincidiendo con la semana, el mes, el año... Y que van a acordarse de como era fumar, por lo que estarán en riesgo de recaer siempre. Conviene decirles que tarde o temprano tendrán que dejarlo, así que cuanto antes mejor. También que dejarlo es muy duro, así que deben poner toda su energía en cada intento, porque repetir ese calvario es una putada.


En definitiva, que como con otras muchas cosas, con mis pacientes fumadores voy a tener que sentarme y dedicarles un tiempo.






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